Otilio Romano: «Que Macri cumpla lo que prometió, terminar con el ‘curro’ de los Derechos Humanos»

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El juez mendocino asegura que el mismo Tribunal que le negó dos veces la prisión domiciliaria se la concedió «inmediatamente» a narcos y violadores por enfermedades mucho menores a las de él. <<Tengo miedo de volver a la cárcel. Pero tengo más dignidad que miedo>>, dijo. DAVIDREY.com.ar el único medio del país en entrevistarlo desde que abandonó el Penal de San Felipe.


David ReyEscribe: David Rey

La primera vez que intenté entrevistar al juez Otilio Romano su hermana, Raquel Romano, previno: «Está en quimioterapia», me dijo por inbox de Facebook. Luego de disculparme embarazosamente, ella me tranquilizó: «No te preocupes. Estas molestias, son caricias».

Es que, como me diría Romano, «la prensa NOS silencia». Más allá de la revolución mediática que significó que – tras dos solicitudes – le concedieran la más necesaria que anhelada prisión domiciliaria… aún ningún periodista se acercó para ver qué piensa y qué dice aquél que ocupó los titulares de todo el país. La «jerga» oficial habla de que «lo metieron preso» por haber encubierto los «crímenes» que habrían cometido los militares durante la mentada época de los 70. Romano, no obstante, aduce que, en realidad, lo persiguieron y encerraron por haber declarado inconstitucional la Ley de Medios que el gobierno kirchnerista impuso con bombos y platillos.

Romano, de 74 años, enfrenta serias cuestiones de salud: debe consumir medicación oncológica que necesariamente exige condiciones de máxima salubridad (bajan las defensas del sistema inmunológico), cosa que está muy lejos de ocurrir nada menos que en el penal que suele hacer hablar al país entero por ser un «desastre total».

David Rey: Muchos medios se han hecho eco de la noticia de que al juez Otilio Romano le han concedido la prisión domiciliaria en función de que en la cárcel el mismo no puede tratarse debidamente por su padecimiento, cáncer. Pero muy pocos medios, casi ninguno, ha explicado con debida exactitud por qué estuvo preso en el penal de San Felipe, en la provincia de Mendoza y en qué condiciones ha estado encerrado nada más y nada menos, que en calidad de Preso Político.

Otilio Romano: Mi detención es una consecuencia, es que yo le fallé en contra al kirchnerismo por la constitucionalidad de la Ley de Medios. Nosotros dijimos que esa ley era inconstitucional. Yo tenía 40 años la justicia, de ahí se desató una persecución contra mí y contra mis dos compañeros; los tres estamos afuera. Entonces a mí me inventan esta causa, que yo no encarcelé a los militares por los delitos que los militares habrían cometido durante el gobierno de Videla y antes, es decir del 75 en adelante. Que yo como fiscal no pedí el encarcelamiento de los militares… Cualquier abogado o cualquier persona de esa época sabe que los militares no estaban sometidos a la Justicia Federal ni a la justicia civil, estaban sometidos a la Justicia Militar; había un Código de Justicia Militar y había Tribunales Militares y Consejos de Guerra. Entonces yo no podía absolutamente hacer nada. Me inventaron ese hecho que califican como participación, porque con mi conducta había contribuido a que los militares cometieran los delitos. Lo burdo del tema es que soy el único en el país que está juzgado por eso y encarcelado por eso. Porque dicen: ustedes rechazaban los hábeas corpus. Efectivamente, nos informaban que no estaba detenido, rechazamos el hábeas corpus. Zaffaroni rechazó 130 y está en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

D.R.: Usted fue uno de los pocos jueces que se opuso a la implementación de la ley de medios y usted deduce entonces que, por lo mismo, como venganza, le han erigido esta causa.

O.R.: De eso estoy seguro porque lo primero que dijo Kirchner fue que “a la Ley de Medios la paran los jueces de la Dictadura”, y ahí empezó la persecución.

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Penitenciaría de San Felipe, Mendoza. Según el juez Romano «para la Ciencia Penal una cárcel no es apta para albergar mayores de 50 años. El promedio de edad de los Presos Políticos es de 70».

D.R.: Para contextualizar, ¿qué hacía usted durante los años del gobierno Cívico Militar y hasta dónde entonces podía actuar la Justicia en aquel momento? Porque muchas personas dicen que los militares entonces tendrían que haber juzgado a los terroristas, haberlos condenado, etc. Lo que mucha gente ignora es que el gobierno de Cámpora fue el que abolió la Cámara Federal en lo Penal, que era el único organismo argentino con competencia para condenar crímenes tipificados dentro del terrorismo.

O.R.: Yo en esa época era fiscal. Yo acusé a todos los terroristas que actuaron en Mendoza en aquella época, acusé a los terroristas si había pruebas y si no había pruebas pedí el sobreseimiento. Funcionaba la Justicia. Para que comprenda cómo funciona esta justicia de la democracia, que yo la llamo “justicia de la vergüenza o farsante”, esta justicia tiene 91% de los casos con condena, y nosotros, de la gente que fue juzgada tenemos el 42% de casos con condena. Hay una diferencia, ¿no? Es decir ahora no hay justicia, la persona que está imputada de un delito mal llamado de lesa humanidad tiene 91% de posibilidades de ser condenados porque no hay ninguna garantía. Los jueces sólo condenan, es juicio y condena, no es juicio y sentencia.

D.R.: Durante la época del gobierno cívico militar queda claro que efectivamente se llevó a cabo una jurisprudencia para casos tipificados dentro del terrorismo.

O.R.: Exactamente, y condenamos a muchas personas y a otras las sobreseímos o las absolvieron, y cada uno jugaba su papel: el fiscal podía acusar, el juez podía sobreseer o absolver, iba la Cámara, la Cámara revocaba y disponía libremente de una u otra postura. En cambio, ahora es condena y rechazo a las domiciliarias.

D.R.: ¿Qué opina usted sobre la desaparición de personas, cuestión de tanto se le endilga al útimo gobierno Cívico Militar?

O.R.: Nadie puede negar que existen los desaparecidos. El problema es que las personas que yo conozco eran cuadros inferiores del Ejército, cuadros inferiores de la Policía, que carecían de poder de decisión. Estos son rehenes de este sistema, que es un sistema corrupto, un sistema para seguir originando entrega de dinero. Yo lo dije hace mucho. Yo pensaba que cuando viniera este gobierno (el macrismo) se iban a abrir las cajas de la Secretaría de Derechos Humanos, cosa que no se ha hecho.

D.R.: Como dicen los medios, ¿usted estuvo fugado de la Justicia argentina?

O.R.: No, el que se fuga es el que usted no sabe dónde está. Yo hice uso del derecho de asilo que está en el pacto de San José de Costa Rica. Yo me presenté en Chile, presenté un escrito y fijé domicilio. Y ahí me mandaban a la Policía de Investigaciones de Chile cada tanto a constatar el domicilio. Esta prisión domiciliaria que para mí ha tardado aquí en Argentina más de dos años y seis meses… para que me la acuerden, en Chile, me la concedieron en 20 minutos, con certificados médicos argentinos y de médicos privados.

"Tengo miedo de volver a la cárcel. Pero tengo más dignidad que miedo".
«Tengo miedo de volver a la cárcel. Pero tengo más dignidad que miedo».

D.R.: ¿Entonces usted estaba preso en Chile?

O.R.: Cuando yo llegué a Chile y pidieron la extradición me citó un juez de la Corte de Chile. Le dije: “Estas son mis enfermedades”. No sé con quién habló, supongo que con un médico, por teléfono, y en 20 minutos me concedió la prisión domiciliaria.

D.R.: ¿Por qué se fue de Argentina? ¿Por qué se refugió en Chile? ¿Porque se la veía venir?

O.R.: Me la veía venir, era una persecución sin lugar a dudas. El gobierno chileno entendió que yo no había demostrado que era una persecución y me asila en Chile por la razón de que all{a tengo dos hijos chicos que me podían ir a ver.

D.R.: ¿Es verdad que el gobierno chileno del entonces presidente Piñera a usted lo quiso canjear por el terrorista Apablaza refugiado en Argentina durante épocas del kirchnerismo?

O.R.:  No, eso tampoco es cierto. En Chile se hizo todo legal y se hizo todo bajo la égida de la Justicia chilena.

D.R.:  Más allá de que el gobierno de Piñera lo haya extraditado, qué concepto tiene de él.

O.R.: El ex presidente Piñera, en el tema de los militares, se comportó como un cobarde. Les prometió a los militares chilenos que los iba a amnistiar, después dijo que los iba a indultar… y entregó el gobierno y no los indultó.

D.R.: Para que la gente entienda el calvario que vive hoy un Preso Político en Argentina, ¿cómo podría ilustrarnos la vida en el Penal de San Felipe?

O.R.: Un Preso Político por estos delitos de Lesa Humanidad es un paria, es un muerto civil, y la familia sufre padecimientos porque tiene que ir al penal, gente que no está acostumbrada a esa vida de penal, de penitenciaría, de juzgados, entonces sufren absolutamente todos los Presos Políticos, y las familias que son gente de bien, tiene que ir y soportar las humillaciones que se sufre en un penal, requisas a las mujeres y a los hombres porque creen que llevan drogas. Realmente un sufrimiento: las colas terribles al frío, la lluvia, el sol. Y la cárcel de San Felipe realmente es un desastre: tienen patios chicos, está muy mugrienta.

En su presidio en San Felipe, el juez Romano fue entrevistado por el periodista Christian Sanz (Mendoza Post).
En su presidio en San Felipe, el juez Romano fue entrevistado por Christian Sanz (Mendoza Post).

D.R.: ¿Cuántos Presos Políticos hay dentro del Penal de San Felipe?

O.R.: Hay 26, y están mezclados en un módulo que son sólo para funcionarios con otros presos comunes.

D.R.: ¿Cuál es la edad promedio de los Presos Políticos en San Felipe?

O.R.: el más joven tiene 60 años y el más viejo tiene 79. Todos los demás están casi llegando a 70.

D.R.: ¿Una cárcel no está preparada para albergar a personas de esa edad, no es así?

O.R.: La Ciencia Penal dice que una cárcel no está preparada para albergar personas mayores de 50, y el Penal de San Felipe tiene personas de 70 años. Más allá de la buena voluntad de los médicos… no tienen nada. El servicio sanitario de San Felipe no tiene absolutamente nada; ni siquiera movilidad. Hay, además, un protocolo donde cualquier persona, ante una crisis (por caso un ACV), tarda por lo menos una hora o más para llegar al hospital. Es una barbaridad.

D.R.: ¿Cuáles son los motivos por los que usted pidió prisión domiciliaria?

O.R.: En primer lugar, soy diabético insulinodependiente. Una enfermedad que, por supuesto, trae otras afecciones: visión monocular, infección urinaria, glaucoma. También padezco hipertensión, cosa que conoce el mismo Tribunal. Otra enfermedad que tengo es policitemia vera, que es una enfermedad proliferativa de la sangre; es una enfermedad cancerosa que requiere medicamentos oncológicos. Es una enfermedad que yo tenía remitida pero que por la falta de control y atención del hospital surgió nuevamente. Una de las primeras indicaciones de la medicación que tomo es que el lugar donde debe ingerirse debe ser aséptico ya que baja las defensas.

Yo presenté tres pedidos de prisión domiciliaria, me rechazaron dos. Y éste último me llevó seis meses.

Las condiciones sanitarias del Penal de San Felipe han hecho hablar a todo el país.
Las condiciones sanitarias del Penal de San Felipe han hecho hablar a todo el país.

D.R.: ¿Qué opina usted de que haya narcotraficantes, jóvenes e íntegros, que gocen de prisión domiciliaria?

O.R.: Es cierto. Violadores, con prisión domiciliaria… Violadores y narcotraficantes a los que les dieron la domiciliaria a los dos días y que este mismo Tribunal se las dio por enfermedades mucho menores que las mías.

D.R.: ¿Cómo están los Presos Políticos en el Penal de San Felipe, comen bien, tienen frío… qué necesidades pasan?

O.R.: Comer bien, no se come bien. En el Penal se come mal. El Penal, además, tiene problemas de suministro de medicamentos. No hay medicamentos para la presión, que es lo que más requieren los Presos Políticos de edad más avanzada. Y del frío… ni hablemos… El sol entra muy poco ya que el patio es chico, está mal hecho… En realidad, todos las pasan muy mal.

D.R.: ¿Tiene usted miedo de volver a la cárcel?

O.R.: Miedo… tengo. Pero tengo más dignidad que miedo.

D.R.: Evidentemente no hay un cambio notable en materia de Justicia a partir de la asunción del nuevo gobierno en lo que respecta a la cuestión Presos Políticos. ¿Pero aún conserva alguna pequeña luz de esperanza?

O.R.: Sí. Sí tengo una pequeña luz de esperanza. Muy leve ha sido el cambio, muy paulatino… casi imperceptible. Es que los jueces, estos jueces que son prevaricadores, ya han fijado la jurisprudencia. Ahora es difícil apartarse de ella. Está imposibilitado el buen ejercicio de la defensa. Haría falta un fallo señero para explicar qué son los Delitos de Lesa Humanidad… han aplicado mal el Tratado de Roma. Lo han aplicado retroactivamente cuando el propio Tratado de Roma dice que no se puede aplicar de ese modo.

El gobierno kirchnerista predicaba que Argentina es “ejemplo en el mundo en materia de DD.HH.”. En realidad, nuestro país es ejemplo de lo que no debe hacerse. Este “ejemplo”, efectivamente, no ocurrió en ningún lado. Los propios tribunales españoles están rechazando todas las extradiciones… cosa de la que no habla la prensa.

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Postal de una de las «suites» del Penal de San Felipe. 26 Presos Políticos alberga el complejo penintenciario. 70 años la edad promedio.

D.R.: Me gustaría que usted aproveche este espacio para dirigirse exclusivamente a la única persona que puede hacer algo por ustedes, es decir, al presidente Mauricio Macri.

O.R.: Yo le pediría, primero, que cumpla lo que prometió: acabar con el curro de los Derechos Humanos. Este curro tiene dos objetivos: por un lado, mantener a la izquierda tranquila para que justamente no denuncie los actos de corrupción; por otra parte, es una fuente de corrupción. Cosa que el presidente ya sabe.

Él también sabe que la Justicia está absolutamente contaminada. Yo me dirigí al presidente Macri y solamente le pedí que quiero jueces imparciales, que es la base de debido proceso. Estoy pidiendo lo que nadie se atrevería a pedir en ningún tribunal del mundo porque ya se supone que los jueces son imparciales. Si yo hubiera tenido jueces imparciales, no jueces dependientes y coimeros, no me hubieran ni siquiera iniciado el juicio.

D.R.: ¿Y qué piensa de los jueces que el macrismo ha impuesto en la Corte Suprema de Justicia, como es el caso de Rosatti y Rosenkrantz?

O.R.: Hay que verlos caminar. Por los antecedentes, son impecables.

D.R.: ¿Qué pasaría si el día de mañana se termina toda esta historia de los Presos Políticos? ¿Qué habría que hacer toda esta gente que tanto daño ha hecho al país?

O.R.: Yo creo que habría que revisar todos los procesos y observar cómo se ha discriminado a la gente procesada por delitos de Lesa Humanidad en su perjuicio y por supuesto habría que juzgar a esos jueces.